Vulnicura, the pulse of awakening and Thunderbolt.
Definitivamente tendría que estar corrigiendo mi tesis ahora mismo. Pero tengo una excusa: hoy por la tarde-noche tuve un sueño, casi, podría afirmar, una visión. Y aunque escribir en un blog (otra vez) no era parte de mi epifanía, extraño documentar esos momentos en los que no hay nadie a quien recurrir y no queda de otra más que escribir y, como dijera Hemingway, sangrar. Visto así, estas memorias electrónicas son un historial de las cicatrices invisibles en mi mente. Foráneas o autoinfligidas. Que ¿para qué querría alguien conservar semejante historial? Pues verás querido lector, soy un ser humano con mala memoria. Esta es probablemente la única forma en la que puedo ver hacia atrás y observar mi trayectoria mental, reírme de mis gustos pasados, sufrir un segundo por aquello que me hicieron pasar, sonreír por aquél obstáculo superado que entonces creía infranqueable.
Y qué más? Me gusta escribir. Me gusta desde que tengo memoria. Aunque no es solo eso, a decir verdad, aquí me siento más sincera que nunca.
En fin, ya no hay más tiempo. Veremos que resulta.